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miércoles, 21 de septiembre de 2016

Etnofarmacología de los productos derivados de Cannabis sativa

En las últimas décadas se ha estudiado científicamente los usos tradicionales de Cannabis sativa con fines médicos. En este caso la etnofarmacología, como una especialización dentro de la etnobiología, ha sido llevada a cabo por personas capacitadas en la antropología cultural, la biología y la medicina.
El  Cannabis sativa es una planta anual perteneciente a la pequeña familia de las cannabáceas, cultivada desde la antigüedad preclásica para la producción de fibras y semillas, así como por sus efectos farmacológinecos de tipo euforizante en el ser humano.
Su origen es centroasiático y se ha ido naturalizando a partir del cultivo en diversas regiones de nuestro planeta de forma que en la actualidad puede aparecer como un elemento subespontáneo en la mayor parte de los territorios que sean templados y tropicales.
Como es conocido, Cannabis sativa es una planta de flores masculinas y femeninas en distintos pies, esto recibe el nombre de dioica, con un tallo herbáceo que llega a sobrepasar los tres metros de altura, especialmente esto ocurre en los ejemplares masculinos. Las hojas son de forma muy característica, estrechamente lanceoladas y de margen serrado, se encuentran de forma opuesta en la región basal del tallo y alternas en la parte apical.
Para diferenciar las flores masculinas de las femeninas hay que acudir al concepto de la clásica botánica: las flores masculinas se encuentran agrupadas en panículas mientras que la inflorescencia femenina es una cima compacta y se observan las brácteas estipuladas. Además las femeninas se caracterizan por segregar una resina amarilla-verdosa que contiene distintos principios activos responsables de sus propiedades farmacológicas.




Planta y partes del Cannabis sativa. Autor: Köhler

Como la mayoría de plantas cultivadas, el Cannabis sativa presenta una gran variabilidad de formas, esto ha sido producido por la selección artificial hacia la producción de distintas elementos como son la fibra, la semilla o la resina. Aunque se diferencian las formas silvestres o naturalizadas se entrecruzan naturalmente sin problemas y a ello se debe que la clasificación del género Cannabis sea hasta el momento un tanto incierta.
Diversos autores reconocieron las bases morfológicas de las tres especies distintas, que habría que denominar como Cannabis sativa Linneo, Cannabis indica Lamarck y Cannabis ruderalis Janischewky.
El primero de los nombres, fue creado por un botánico sueco en 1753, Carlos Linneo. Así este nombre se aplica a las formas cultivadas para la obtención de fibra o semilla, el segundo, debido a  un naturalista francés, Jean Baptiste Lamarck en 1785, se aplica únicamente a las plantas cultivadas para el aprovechamiento de la resina, mientras que el último correspondería a las plantas silvestres o naturalizadas.
 Retrato de Carlos Linneo. Autor: Alexander roslin

Hoy en día la opinión mayoritaria reside en la consideración de Cannabis como un género. Esta única especie, Cannabis sativa L. comprendería dos subespecies, que serían la subespecie sativa y la subespecie indica, en cada una de las cuales habría que reconocer dos variedades para dar cabida a las formas cultivadas y a las formas espontáneas o naturalizadas: Cannabis sativa subespecie sativa (es el cáñamo productor de fibras o de aceite de semillas y pobre en principios activos) y Cannabis sativa subespecie indica ( productor de resina y rico en principios activos).



La variabilidad en la cantidad de principios activos que produce la planta desde luego es consecuencia de factores genéticos, es decir, por herencia, pero factores externos como el clima, la luz y el agua, producen cambios muy importantes en la producción de esos principios activos.
En climas templados, como es en el caso de España, se cultivan grandes cantidades de Cannabis sativa para el aprovechamiento de las fibras del tallo por la industria papelera y las semillas, que proporcionan hasta un 35% de lípidos por peso seco que son útiles en la industria de pinturas.



Fibras de Cannabis sativa. Autor: Soerfm
Igualmente se ha seleccionado una variedad conocida internacionalmente bajo el nombre de “sin semilla” que se cultiva en ausencia de la planta masculina para evitar la polinización y así recolectar en su madurez esta planta femenina sin fecundar que incrementa la producción de los principios activos.


Inflorescencia femenina Cannabis sativa. Autor: Rotbuche

En general, los productos derivados del Cannabis sativa se obtienen mediante procesos físicos que permiten el picado o pulverizado de la parte que interesa, en este caso, el elemento más importante para diferenciar el cáñamo de otras especies son los tricomas. Son característicos pelos curvados de pared gruesa cuya base está ensanchada y contiene cistolitos, que son abultamientos celulosos impregnados de carbonato cálcico.  Son también muy importantes los pelos glandulares, éstos segregan la resina que contiene los principios activos característicos del Cannabis sativa. Están formados por un pie y una cabeza secretora de 8 a 16 células.

Biogénesis del Cannabis sativa

Se han aislado e identificado unos 360 compuestos naturales que proviene del metabolismo secundario del Cannabis sativa como aceites esenciales, flavonoides, monosacáridos, ácidos grasos, polifenoles y compuestos nitrogenados, aunque es posible que ninguno de ellos actúe de forma significativa en la actividad farmacológica de los productos derivados de esta planta. Los principios activos de la planta, son los llamados cannabinoides, que derivan de los terpenofenoles.                                                                                  Los cannabinoides son unas estructuras químicas ampliamente distribuidas en la naturaleza pero hasta el día de hoy no se han conseguido aislar cannabinoides de ninguna otra especie vegetal o animal que no sea Cannabis sativa. Los cannabinoides se definen como un grupo de compuestos los cuales están formados por 21 átomos de carbono típicos y presentes en Cannabis sativa. Los cannabinoides se encuentran en la planta en forma de ácido, son muy inestables bajo condiciones de luz y  temperatura, además en condiciones de almacenamiento se descarboxilan rápidamente formando los principios activos farmacológicamente.

Productos derivados del Cannabis sativa

En las Farmacopeas (libros oficiales de medicamentos, propios de cada estado y que recogen las sustancias medicinales de uso más común o corriente, así como las normas oficiales y obligatorias de la manera de combinarlas y prepararlas) de la mayoría de los países occidentales, la droga se encontraba reflejada como un constituyente formado por las sumidades floridas y desecadas de las plantas (excluyendo las hojas y las semillas) y de las que no se había eliminado la resina.
En cuanto a las sumidades floridas tiene como denominación más habitual “marihuana” o “kif” y se mezcla con el tabaco. Está constituida por las flores y las hojas que forman parte de la inflorescencia femenina y que se han troceado y secado. El contenido en THC se encuentra en torno al 0.3 -2% y se consume fumándola mezclada con el tabaco.

La picadura o polvo se conoce como “hachís”, “costo”,”chocolate” y se consigue esencialmente de las hojas y flores femeninas y que poseen un aglutinamiento de las resinas que se encuentran en los pelos glandulares que recubren estas estructuras. Como método habitual, se suele prensar hasta conseguir unas pastillas duras. El hachís posee entre el 4 y 11% de THC.
La resina es obtenida a partir de los pelos glandulares, por sacudidas manuales de la planta. La presencia de THC es superior al 50%. Para obtener el “aceite de hachís” se realiza una extracción de cannabinoides que están contenidos en las glándulas, se utilizan medios de disolvente como la gasolina y posteriormente el disolvente se evapora con lo que se obtiene un producto final que puede llegar a contener un 70% de TCH.

Aceite de hachís. Autor; Vjiced
Empleo terapéutico a lo largo de la historia de las distintas civilizaciones

El testimonio más antiguo encontrado acerca del uso del Cannabis sativa por el ser humano, es una descripción en un recopilatorio de medicina china que data del año 2737 antes de Cristo, el herbario del emperador Shen Nung. En el antiguo Egipto se describía el Cannabis sativa como una planta medicinal, ello está presente en antiguos papiros egipcios,  incluso era utilizado en supositorios para aliviar el dolor de las hemorroides. El uso del Cannabis sativa como droga embriagadora se extendió desde la China hasta la India, donde se encontraba muy ligada a ritos religiosos. Los sacerdotes  hindúes creían que el Cannabis sativa poseía un origen divino al considerarlo como el resultado de la metamorfosis de los pelos de la espalda de Visnú y para designar a la planta utilizaban los nombres de Vijahia que significa “producción de vida” y de Ananda con un significado de “fuente de felicidad y éxito”.


 Papiro del antiguo Egipto que contiene una receta medicinal de Cannabis sativa. Autor: PEbers


Desde los años 700 hasta 800 antes de Cristo, Heródoto dio cuenta del empleo de esta planta en las ceremonias de carácter religioso celebradas.
Los griegos y romanos conocieron el Cannabis sativa principalmente como planta de cultivo con fines textiles. Además en tiempos de César y Augusto, se preparaba una bebida y que se relaciona con el tratamiento de la otitis. En el siglo dos, después de Cristo, Galeno citaba como después de la comida se repartían pequeñas hogazas que producían sed pero que tomadas en exceso producían efectos embriagantes.
Como se ha podido comprobar, desde hace milenios diversas civilizaciones han utilizado el Cannabis sativa y sus productos derivados para el tratamiento de un gran número de condiciones patológicas que en la actualidad se encuadran bajo el nombre de enfermedades neurológicas, psiquiátricas; es decir, se utiliza como sedante, anticonvulsionante, analgésico y antitusígeno.
Algunos de los efectos farmacológicos que deben ser considerados son: Efectos antieméticos que son útiles para paliar las reacciones de una terapia antitumoral. Los efectos reductores de la presión intraocular útiles en el tratamiento del glaucoma, los efectos anticonvulsivos y antiepilépticos que son principalmente derivados de la presencia del cannabinol en los productos del Cannabis sativa y una serie de efectos farmacológicos que justificarían usos menores como antiasmático, analgésico y estimulante del apetito como también para el tratamiento del insomnio, la hipertensión y la ansiedad.

Referencia bibliográfica:

J,J. Meana y L. Pantoja. (2000). Derivados del Cannabis ¿drogas o medicamentos?. Bilbao: Universidad de Deusto.

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